Empezó con mal pie ya que nada más llegar a casa empezó a convulsionar y echar espuma por la boca pero luego se recuperó hasta ser (en tres semanas que lleva con nosotros) el clásico perro hijoputilla.
Ya saben, se come los muebles, se sube a la mesita del salón, deja sus restos fisiológicos en cualquier lado de la casa, muerde los pantalones, mi mano, vuelve a dejar sus cosas dentro de casa, no se deja bañar... el típico cachorro, vamos.
Lo más chungo es que sabe que lo hace mal porque en cuanto nos ve la cara de "a ver como te lo hago saber para que lo entiendas" después de hacer el mal, sale corriendo escopetado para que no logres alcanzarle.
Lo dicho, una ricura.

6 comentarios:
Tiene cara de mira-que-mono-soy-pero-en-realidad-soy-un-demonio, que monooo! ^__^
Pensaba deciros lo del periódico, pero cuando lo pensaba he bajado el puntero y sin darme cuenta he visto su carita...ooohhhhhh, es imposible regañar a esa cosita taaan monaaaa.
Hale, paciencia!
Saludos!
Dios, menos mal que no pasó por nuestra casa...
Los animales es lo que tienen, cabrones un rato pero, tan moooonos.
que monadaaaaaaaaaaaaa. Será un hijoputa, pero tienes que reconocer que debe ser para comérselo, cuando haga sus cosas bien, claro, jejeje.
El mio es un Yorkshire, y es muy bueno, la verdad, un tanto mijitas, pero muy bueno...
Un beso a los tres...
Como mola vuestro nuevo perillo!!!
Que lo disfruteis mucho y os dure muchos años. Saludetes!!!
eso es un beagle!
Publicar un comentario